CUANTO MÁS PENSAMOS PARA NO SUFRIR, MÁS NOS HACE SUFRIR NUESTRO PENSAMIENTO…
El sufrimiento se encuentra en la mente, y no en lo que acontece. Esto significa que no es el problema el que hace sufrir sino la interpretación o valoración personal que hacemos de él en la mente, o sea, con los pensamientos «me ofendió», «me engañó», «me mintió», «cómo se atreve a tratarme así», «pero quién se cree que es», «esto es intolerable», etc.
Eso es lo que llamamos «resistencia». El no aceptar las cosas tal como son, cuando nos oponemos y reaccionamos negativamente a lo que sucede. De hecho, el fin del sufrimiento se da cuando aceptamos lo que ocurre y dejamos de rumiar mentalmente sobre ello.
