ANTES DE INTENTAR CAMBIAR A LOS DEMÁS, CAMBIA TÚ PRIMERO…
Acepta a los demás tal y como son. Todas las personas son hermosas. No por su apariencia. No por lo que dicen. Solamente por lo que son. Tratar de cambiar a alguien, ¡es desgastador! Esto debido, sobre todo, a que la modificación de comportamientos (o hábitos nocivos) es un proceso individual que parte de una profunda reflexión.
Por tanto, lo bueno que te den, recíbelo, acéptalo y disfrútalo. Y cuando no cooperen contigo… ¿Para qué esperar pudiendo hacer? Más bien, de hoy en adelante en vez de lamentarte y usar las quejas contra alguien (¡actitud conflictiva-negativa!), puedes emplear tres tratamientos espirituales muy eficaces que por ley causa-efecto harán que logres influir en el comportamiento de una persona.
Número uno: enfócate únicamente en lo que te gusta de él o ella y díselo, alábalo(a). Número dos: cada vez que puedas agradécele las cosas buenas que ha hecho por ti, así sean mínimas. Y número tres: apresúrate a bendecir la presencia divina que mora en él o ella. En otras palabras, cualquiera que sea el problema, la repuesta es el amor. Verás gradualmente cómo va cambiando su actitud hacia ti.
