LO QUE TE MOLESTA DEL OTRO ES TU PROPIO REFLEJO…
Cuando admiramos y respetamos a alguien por su bondad, gran amor, paciencia, etc., es porque nuestro interior vibra al reconocer cualidades y atributos que tenemos «dormidos». Cuando juzgamos a alguien por su mal carácter, intolerancia, egoísmo, etc., mostramos nuestra falta de auto-aceptación, es como juzgar a una parte nuestra que no reconocemos porque no nos gusta. Es como ver en alguien nuestros propios defectos. Como enseñó la escritora y filósofa estadounidense Florence Scovel Shinn, precursora del género de autoayuda y crecimiento espiritual: «Con frecuencia nos curamos de nuestros propios defectos observándolos en los demás. La vida es un espejo y no vemos en el prójimo más que nuestro propio reflejo»
