¿Quién no ha sufrido una ruptura, un divorcio, la muerte de un ser querido, un conflicto laboral, una calamidad financiera, una enfermedad? Pues bien, estas aflicciones, estos momentos de crisis, de agitación emocional, suelen precipitar o iniciar en nuestra vida cualquiera de estas dos cosas:1. Convertirnos en simples víctimas a base de dejarnos llevar por el dolor o a base de echar la culpa a los demás.2. O convertirnos en artífices de un cambio positivo a través de una emocionante aventura de crecimiento interior.
