Enfócate en los objetivos, nunca en los obstáculos o en lo que temes. Enfócate en lo que SÍ quieres atraer, enfócate en lo que SÍ quieres que pase. Y aprende a vivir el momento presente sintiendo tal como te sentirías si aquello que desearas ya lo tuvieses. Es más, siéntelo ahora. Y ábrete a recibir agradeciendo a Dios de antemano, pero no de forma mecánica, sino haciendo una pausa en tu interior con un estado real de gratitud. Ten en cuenta que la palabra «GRACIAS» encierra un poder y profundidad inimaginables.
