Cultiva la compasión.

La compasión es una de las cualidades más importantes de la mente humana. Sin embargo, es naciente su aplicación en el ámbito de la psicología y reciente su estudio en la ciencia occidental como fuente de bienestar, salud mental y relacional.   

Lejos de la pena o lástima asociada habitualmente a este término, la compasión es una apertura ante la percepción de sufrimiento unida a la motivación sincera de querer aliviarlo.  Utilizamos el término compasión cuando es hacia otros seres y el de autocompasión cuando el sufrimiento es propio.

A diferencia de la empatía, desde donde somos capaces de reconocer el sufrimiento, en la compasión es determinante la intención de querer aliviarlo. Una vez identificado el sufrimiento, existe un componente esencial de movimiento, de acción impulsada por la motivación de apoyo, de ayuda, de acompañamiento ante dicho sufrimiento.

¿Qué beneficios tiene cultivar la compasión?

Con frecuencia la vida nos plantea situaciones complejas de abordar, individuales y colectivas.

Depende mucho de cómo las afrontemos para que podamos sostenernos o desbordarnos ante ellas. El cultivo de la compasión tiene amplios beneficios que se reflejan en nuestro cuerpo, nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras relaciones. Todos ellos, entre otras cosas, nos permiten permanecer de manera más resiliente ante las adversidades.

Las investigaciones recientes han contrastado que la compasión favorece en los siguientes aspectos:

  • Ayuda a mantener un estado de calma y relajación mediante la tonificación del nervio vago
  • Estimula la producción de oxitocina, la hormona de la felicidad, la afiliación y generosidad
  • Aumenta los niveles de dopamina, estimulando la sensación de gratificación y recompensa
  • Reduce los niveles de cortisol mejorando el estado del sistema inmune
  • Ofrece efectos antiinflamatorios asociados a procesos de enfermedad
  • Ayuda a disminuir la reactividad emocional frente a los demás y las situaciones adversas
  • Favorece la autorregulación de las emociones y los afectos positivos
  • Promueve las relaciones prosociales, con mayor disposición al apoyo y cuidado mutuos
  • Disminuye sensaciones de aislamiento, estrés y ansiedad

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