Ante un error podemos juzgarnos, criticarnos y hundirnos. O podemos tomar la gran oportunidad que se nos brinda para conocernos mejor y cambiar de rumbo.
A lo largo de la vida enfrentarás momentos difíciles, situaciones en las que tomarás un camino equivocado. Eres humano y, por tanto, tendrás fallos y tropiezos. Sin embargo, será la actitud que adoptes ante estas circunstancias la que definirá quién eres y cómo deseas vivir. Aprende de tus errores y habrás conquistado el miedo.
Algunas personas cuentan con unas características personales que les hacen más proclives a sufrir ante el fallo. Una tendencia perfeccionista, una personalidad rígida y una alta intolerancia a la frustración son algunos de los ingredientes principales del miedo al fracaso. La excesiva autoexigencia nos hace vivir en una prisión mental, en la que nuestro diálogo interno se vuelve el crítico más feroz.
Quien no se permite equivocarse, ve limitada su libertad. Cada actividad es una prueba, en lugar de una aventura. Y cada error, un gran fracaso personal. El miedo atenazante a no estar a la altura lleva al individuo a mantenerse en su zona de confort, y a privarse de la oportunidad de experimentar lo nuevo.
