Si preguntas a mucha gente que la ha integrado en su vida, te dirán que sí; muchos otros te dirán, probablemente, que no.
Por mi experiencia te diría que los segundos no han entendido ni integrado realmente la espiritualidad, pero no te lo creas: es mi opinión y mi experiencia.
Lo que quiero decir es que “pasarte” a la espiritualidad para conseguir abundancia y, sobre todo, mejoras materiales del tipo que sea, es más que posible que no te funcione, a no ser que te montes una corriente de la que seas el líder y consigas hacer dinero con eso.
Lo normal es llegar a la espiritualidad mientras se busca un sentido a la vida y quieres descubrir quién eres, por qué y para qué estás aquí.
Estas preguntas no llevan necesariamente a la espiritualidad, pero es difícil llegar a ella sin querer encontrar las respuestas a las mismas. Aunque, por supuesto, hay otros caminos.
Todo lo que yo te cuente ahora no te va a servir de mucho si no lo vives, si no lo experimentas por tu cuenta, aunque me creas (puedes no hacerlo y puede que sea lo mejor), porque lo único válido en estas lides es la propia experiencia.
La espiritualidad te pone en el camino de descubrirte y para hacerlo es imprescindible que te abras a nuevas formas de mirar, que renuncies a lo que crees saber en todos -absolutamente en todos- los aspectos.
Elijas el camino que elijas para tu viaje hacia tu Ser (lo que de verdad eres), si es un camino auténtico y lo haces con honradez contigo mismo, no llegarás a la abundancia, sino que esta llegará a ti por dos vías:
- Descubrirás toda la abundancia que ya hay en ti y en tu vida y que eras incapaz de reconocer (cambiar la mirada).
- Como por arte de magia, la abundancia en todos los sentidos, empezará a hacerse tu amiga… de forma casi milagrosa.
La espiritualidad no es el camino a la abundancia.
No hay camino, de hecho. Si quieres más dinero, más cosas, más amor, tendrás que buscar por otro lado.
Cuando te sumerges en la búsqueda espiritual tienes que dejar a un lado las expectativas.
Pese a que somos seres espirituales (de hecho, todo lo que existe es espiritual) reconocernos como tales no es tan fácil.
Hay quienes, como Saulo de Tarso, tienen un momento de lucidez, un rayo que les cambia la vida radicalmente, que les hace ver las cosas de una forma radicalmente distinta, nueva y reveladora (él se convirtió en San Pablo).
Hay quienes llegan al descubrimiento poco a poco.
