Nunca eres víctima de nadie, eres cómplice de lo que permites.

Solemos ser nosotros mismos quienes nos complicamos la vida, por un lado no aceptando todo aquello que no depende de nosotros y por lo tanto no podemos cambiar y por otro si nos dejamos llevar y hacer cosas que en el fondo no nos gustan o no queremos y nos hacen sentir mal.

Si algo no te gusta no lo hagas, no cambies tu forma de ser porque al final terminará saliendo y lo que es peor, es posible que incluso llegues a echarlo en cara cuando fuiste tú en un principio el que permitió que todo ocurriera de esa manera al cambiar no importa la razón.

Nunca eres víctima de nadie, eres cómplice de lo que permites, piensa antes de hacer las cosas por y para qué, especialmente aquellas que impliquen modificar como eres, tu forma de ser porque difícilmente serás capaz de cambiar la conducta permanentemente, te han de aceptar tal y como eres. 

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