“Si amas algo, déjalo libre, si regresa es tuyo, si no, nunca lo fue.”
¿Qué hay detrás de este viejo refrán? Algunos lo interpretan como una descripción del destino. Solo el destino puede determinar si una relación estaba destinada a ser. Así que si dejas ir a alguien, solo volverá si ese era tu destino.
Para aquellos de nosotros que no creemos en el determinismo, esta explicación no parece ser cierta. Una mejor interpretación es que no podemos obligar a nadie a amarnos. Debemos darle a los demás la libertad de elegir.
Una interpretación plausible se vuelca hacia tu comportamiento en una relación. Pocas personas tienen un estilo de apego seguro. La mayoría son ansiosos o evitativos, al menos hasta cierto punto. Ambos tipos de apego inseguro suelen estar basados en el miedo al abandono, al rechazo o a la crítica.
Pero la manifestación conductual de un estilo afectivo ansioso es diferente a la del estilo evitativo. Típicamente dará pie a mostrar un comportamiento pegajoso y a una necesidad de estar con otras personas todo el tiempo. Las personas con un estilo afectivo ansioso se sienten solitarias e inseguras cuando tienen que pasar tiempo a solas. Son adictas a la compañía y a las amistades cercanas o las relaciones.
Al estar en una relación, el tipo ansioso tiende a controlar el comportamiento de la otra persona de maneras sutiles y no tan sutiles. Por ejemplo, pueden intentar hacer que la otra persona se sienta culpable por no pasar suficiente tiempo con ellos. Expresan celos con facilidad, que es otra manera de intentar hacer que la persona pase más tiempo con ellos.
Los tipos ansiosos se sienten peor en relaciones menos comprometidas que en relaciones comprometidas. Pero incluso un compromiso no es suficiente para hacerlos sentir seguros. Permanecen constantemente aterrados de que la otra persona se vaya. Quieren saber qué hace su pareja las 24 horas del día. Una manera de lograr esto es mediante llamadas o mensajes frecuentes. Algunos tipos ansiosos usan el abuso verbal o la violencia física en un intento por forzar a la otra persona a quedarse con ellos.
