¿La actitud es contagiosa?

La observación nos ha demostrado que existen muchos comportamientos que son susceptibles de ser «contagiados», los cuales se transmiten de una persona a otra con mucha facilidad, como es la «risa contagiosa» o el «bostezo». Pero, y la actitud, ¿se puede «contagiar»?

Muchas veces, creemos que la actitud es un tema exclusivamente personal, un aspecto sobre el que tenemos un control total, y que depende únicamente de nosotros.

Aunque parece que así es, las circunstancias externas influyen de manera latente en nuestra propia decisión sobre cuál es y será nuestra propia actitud.

Según investigaciones de las Universidades de San Diego y Harvard, revelan que la actitud viaja en ondas expansivas a través de nuestros círculos sociales, y uno de ellos es el ámbito profesional.

Si entramos en círculos en los que la actitud es negativa, podrían condicionar la nuestra, y por el contrario, también seríamos partícipes de la llamada actitud «colectiva».

Aunque el estudio revelaba que la exposición continua a actitudes negativas y masivas, son las que afectan más en los individuos, también deja la puerta abierta a que la actitud de una sola persona, es también capaz de cambiar la actitud de todo un grupo.

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