EL PERDÓN, LA LLAVE QUE DESHACE EL KARMA.

El perdón es el recurso por el cual salimos de la rueda del karma, si entendemos que el karma solo es nuestra propia idea proyectada, sea buen o mal karma, entenderemos que todo aquello que no hayamos perdonado en nosotros mismos y en lo que pensamos o sentimos de los demás estaremos obligados a volverlo a vivir para discernir qué es eso que no hemos resuelto en nuestra relación kármica con otras personas. Tanto aquello que considero me han hecho, como aquello que considere les he hecho a otros.

La raíz de no perdonarnos en cuanto a víctimas, victimarios y salvadores es nuestra propia condenación.

Esperar a que otros nos pidan perdón por lo que nos han hecho, nos posiciona en una actitud pasiva, esperando a recibir un perdón externo, esto nos posiciona en el victimismo haciendo que proyectemos tácitamente culpabilidad por el supuesto daño que nos han infringido, por lo tanto implícitamente hemos creado un victimario. La rueda del karma te aprisiona, no por lo que te hacen, sino más bien por no perdonar lo que pensaste te han hecho.

Si defiendes la imagen de quién crees ser, te habrás identificado con algo que tiene miedo a ser cuestionado. Si lo que crees que eres puede ser cuestionado ¿es entonces esa imagen tu verdadero Ser o  es una idea de ti mismo/a en la cual te identificas creyendo ser ella?

Si consideras que una persona te ha hecho daño y no  lo perdonas, entonces quedas atrapado en la rueda kármica, ya que te sientes víctima de él proyectándole culpabilidad. Si por lo contrario tú como victimario te sientes culpable por pensar que eres el hacedor del sufrimiento de otros al no cumplir con lo que se exige en esa relación, inconscientemente te estás introyectando culpabilidad a ti mismo/a. Si se es consciente de este juego de proyecciones de culpabilidad y se consigue ver el entramado psicológico, podrás llegar a  perdonarte a ti mismo/a y es entonces cuando sales de la rueda kármica.

Deja un comentario