Perdona tu pasado.

¿Te has dado cuenta de la cantidad de tiempo y energía que consumes pensando en el pasado? Si bien esta actitud de vida puede tener su aspecto positivo, en general los seres humanos se la pasan rumiando sobre lo que fue, lo que no fue, los errores que ha cometido -propios y ajenos- y lo que debería haber sido.

Cada vez que te enfocas de esta forma negativa de visualizar tu pasado limitas tu visión del presente, y no permites abrir los puentes hacia el futuro.

En momentos en que te asaltan los recuerdos del pasado, esos que te atormentan y alteran tu equilibrio, haz una pausa consciente. Trae tu mente al presente de tu vida. Conecta con el instante actual, y haz una línea interna con tu visualización para ver las experiencias que vienen como añadidura de aquello que viviste. ¿De qué forma te fortaleció? ¿Cómo te hubiese gustado que fueran las cosas, y qué determinó que cambiaran el rumbo? ¿En qué creciste y te transformaste a partir de aquello? ¿Estás eligiendo sufrir por miedo a soltar el pasado? ¿Qué te dicen tus emociones? ¿Has tenido enfermedades que, de alguna forma, podrían asociarse con la psicosomática de aquel episodio traumático? ¿Cómo has articulado tus relaciones en base a esa experiencia anterior? ¿Hay algo que puedas hoy hacer mejor para transmutarla y convertirla en aprendizaje?

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