El amor nos ayuda a superar el miedo y a tomar decisiones más arriesgadas.
La experiencia amorosa no se circunscribe únicamente a las relaciones con otras personas, también son propósitos y compromisos que adquirimos. Por eso, cuando creemos en una causa o luchamos por algo que realmente nos llena, nos encontramos con más fuerzas para superar las dificultades.
Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.
