Muchas veces se piensa que el cáncer es un mal netamente físico, pero las emociones también son determinantes. Poco se habla acerca de cómo el factor emocional incide en el desarrollo del cáncer. La negatividad, el estrés y el cáncer está directamente asociados, y son de los factores de riesgo más peligrosos que existen.
Todas las personas nos enfrentamos a situaciones negativas y convivimos con el estrés emocional cotidiano. El problema llega cuando estas emociones como la molestia, rencor, odio, estrés, resentimiento, tristeza o miedo, no son superadas y las personas acumulamos dichos sentimientos negativos por un largo periodo.
Esta negatividad no solo traerá complicaciones en la salud mental, sino también física, llegando a impactar, inclusive enfermedades como el cáncer. Estudios han comprobado científicamente que la negatividad hace que las células cancerígenas se multipliquen en el organismo.
El estrés, el principal enemigo
El estrés es un gran factor que impide el buen funcionamiento de un tratamiento contra el cáncer, aumenta la sensación de dolor y puede crear resistencia a los medicamentos. También reduce la capacidad defensiva del sistema inmunológico.
Perdonar es curar
Desde un punto de vista clínico, el perdón es el proceso de abandono de los sentimientos de resentimiento y venganza. También incluye fomentar amor, compasión, empatía y generosidad hacia aquellas personas que han infligido dolor. Erróneamente es confundido con el olvido o la resignación, pero significa llegar a un estado de paz con uno mismo, con las demás personas y con el entorno frente a una situación específica.
