El perverso provoca contiendas,
y el chismoso divide a los buenos amigos.
Solo el de conducta intachable,
que practica la justicia
y de corazón dice la verdad;
que no calumnia con la lengua,
que no le hace mal a su prójimo
ni le acarrea desgracias a su vecino.
La gente chismosa revela los secretos;
la gente confiable es discreta.
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan.
