Es momento de sacar la basura de tu mente.

Para eliminar lo que hace mal, es importante comenzar por tener una actitud proactiva sobre lo que buscamos desechar y ponernos a trabajar para limpiar la mente de las toxinas que conservamos. «Después de tantos años de atención clínica, he encontrado tres abordajes diferentes para mandar al cesto aquello que no nos sirve», indicó la experta. «También he observado que las características de personalidad, las experiencias vividas y los valores y creencias de cada paciente son determinantes a la hora de resolver sus problemas. Cada persona tiene su estilo y encuentra su forma de hacerlo». Las tres mejores maneras para «limpiar» los malos pensamientos.

Aceptación: «Aceptar es no oponer resistencia. Es no luchar. Es no intentar cambiar lo que no podemos cambiar, es tomar lo que sucedió de la forma en que fue y no de la manera que nos hubiera gustado que fuera», indicó Antonini. ¿De qué se trata? Primordialmente, renunciar al intento de modificar aquello que no podemos cambiar.

«No se imagina la cantidad de basura mental que acumulamos cada vez que tratamos de cambiar aquello que no se puede. La pregunta que tendríamos que hacernos es qué podemos modificar y qué no. No podemos cambiar a los demás», desarrolla la especialista en su libro GPS Mental 2.0 Recalcule su vida. «Si tenemos clara y bien definida la línea que separa nuestros deseos de nuestras posibilidades ciertas y reales de generar un cambio, nos ahorraríamos una importante cantidad de malestares y a la vez nos podríamos deshacer de aquellos que ya tenemos acumulados».

Cuestionar los pensamientos: «Un libro de autoayuda le diría que lo primero que tiene que hacer es pensar diferente a como lo está haciendo. Algo imposible de lograr, por lo menos desde mi experiencia clínica», dijo Antonini. «Qué fácil sería decirle a un paciente cuando viene a la consulta que cambie su forma de pensar. Si los cambios se realizaran de esa forma, no se necesitaría más de una consulta para encontrar la solución».

Para muchas personas es viable notar si lo que estamos pensando o sintiendo no conduce a donde se quiere llegar, pero, aun sabiéndolo, no siempre es posible modificarlo. «Eso nos sucede porque estamos apoyados y sostenidos en una creencia que no nos permite ver las cosas de otra manera. Quedamos a su merced hasta que decidimos cuestionarla», señaló la experta. «Las creencias nos condicionan, independientemente de si estas son buenas o malas, y el tiempo que las creencias llevan con nosotros no hace la diferencia. Una creencia reciente o una creencia muy antigua tienen que ser sometidas al mismo proceso para poder ser desterradas».

Entonces, para pensar diferente y eliminar aquellos recuerdos, sensaciones o situaciones que aún molestan, es necesario repreguntar sobre esa situación desde una nueva perspectiva. «Verá cómo rápidamente comienza a eliminar un sinfín de pensamientos y malestares que para lo único que sirven es para llenar un cesto de basura».

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